sábado, 27 de agosto de 2011

La cultura vino de la Atlántida

Nefer-Ka-Ptah y El libro de THOT

Eliphas Levy dice al respecto:

"Era un alfabeto numeral y jeroglífico manifestado mediante caracteres y números. Una serie de ideas universales y absolutas; luego, una escala de 10 números multiplicados por 4 símbolos y unidos junto por 12 figuras, más los cuatro puntos cardinales".

Thot es anterior a los egipcios.

El esplendor, la gloria y el tecnicismo conservado en la civilización egipcia tiene como base las enseñanzas del Libro de Thot.

La antigüedad de ese libro es de 10.000 a 30.000 años.

Thot, su creador inicial, era un escriba atlante; sus continuadores llevan máscara de ibis.

Según el folklore, el ibis es el último animal que se refugia antes de un huracán, y el primero en reaparecer después del paso de la tormenta.

Se dice que la morada de Thot era Hermópolis, donde inicia el Delta del Nilo. A estos aposentos de estudio se accedía por túneles secretos, y se la sitúa subterráneamente; su entrada principal estaba bajo una de las 15 Esfinges que son parte de la avenida que conduce al Serapeum de Menphis.
El Serapeum: http://www.mysteries-in-stone.co.uk/Spanish/serapeum_enes.htm

El faraón Ramsés II poseía el verdadero Libro de Thot. Kaumás, su hijo, es depositario del libro del conocimiento oculto, que le enseñaba cómo descifrar y dominar los secretos de las tierras, el mar, el aire y los cuerpos celestes. Asimismo confería la facultad de asimilar el idioma de los animales, devolver la vida a los muertos y obrar sobre mentes distantes y cercanas. Sin embargo, aunque poseer estos prodigiosos conocimientos podía ser algo maravilloso, Kaumás no soporta, por alguna razón misteriosa, la presencia de este libro cerca de él y decide quemarlo. No obstante, el libro no logra ser pasto de las llamas; había una razón mágica pero coherente, al ser hijo del fuego, era incombustible. Entonces lo guarda en un lugar secreto donde, una vez colocado, ni él mismo podría tener acceso.

Sin embargo, alguien tuvo acceso al tan bien escondido "libro prohibido". Nefer-Ka-Ptah, hijo de faraones, era devoto adorador de sus dioses y tenía como maestro y guía a un antiguo sacerdote de la Gran Pirámide. Dicho sacerdote conocía la existencia del Libro de Thot y sabía también el lugar exacto donde lo había guardado Kaumás.

Pocos días antes de abandonar este mundo y sabiendo que su vida tocaba fin, el sacerdote llama a Nefer-Ka-Ptah y le pide que recupere el libro que se encuentra sumergido en el fondo del río, el Nilo, aunque en perfectas condiciones, pues estaba dentro de tres recipientes que encajaban perfectamente uno dentro del otro; el peso del "Portalibro de Thot" ascendía a varias toneladas.

El cofre era permanentemente custodiado por escorpiones, serpientes venenosas y una serpiente inmortal cuya procedencia se decía era interplanetaria y había sido depositada allá por los "Eternos Custodios del Libro de Thot".

Ante la imposibilidad de realizar él solo la tarea, Nefer-Ka-Ptah, se dirigió por ayuda a un sacerdote de Isis que era mago, y el que le proporcionó (según reza el papiro de donde fue extraída esta historia) un aparato mágico para elevar objetos muy pesados. Y pensamos nosotros, ya en los comienzos del siglo XXI, cómo podían poseer los egipcios una grúa hidráulica que logró sacar del fondo del río la caja, que había reposado durante años en su líquido lecho, y cortó la serpiente inmortal en dos; cuidando de destruir una de las dos mitades para que no se uniera nuevamente, formando así una nueva serpiente inmortal.

Se dirigió con el Libro de Thot al palacio y, una vez allí, abrió la primera página; un extraño destello que emanaba del libro hirió su visión, no obstante continuó leyendo; aprendió a través de sus enseñanzas el lenguaje oculto de los números; la forma de comunicarse con aquellos seres que habitan galaxias muy lejanas; métodos de clarividencia por medio del estado puro de la conciencia; la situación exacta de las entradas a los mundos dimensionales y a los mundos subterráneos; pero aprendió una ciencia que lo llevaría irremediablemente al fin de sus días por medio de la destrucción: a construir el espejo mágico que no devuelve la imagen del que se mira en él, sino las horrendas entidades que suelen dominar los pequeños y grandes actos de aquellos que no han adquirido unidad de conciencia. Desde aquel momento, Nefer-Ka-Ptah no pudo mirarse más en ningún espejo que no fuera ése, pues ningún otro reproducía su imagen. Enloqueció y una noche se quitó la vida. Cuando lo encontraron, su cabeza se encontraba apoyada sobre un extraño espejo que reproducía fielmente la imagen del faraón Nefer-Ka-Ptah; su mano derecha aprisionaba "el libro prohibido".

Thot se había vengado desde su país "más allá del río" y lo había hecho de la manera más sencilla, a decir de su libro: "Obrando sobre la mente distante o cercana de otra persona".En el año 300 a.C. reaparece nuevamente Thot, pero con otro nombre, el conocido Hermes Trimegisto, creador de la alquimia. Comienza entonces la etapa de los magos, más conocidos como alquimistas, cuyo conocimiento, según ellos mismos afirmaban, les había sido transmitido por medio de un libro que poseía Hermes; sin embargo, aquellos "alquimistas" que decían poseer el saber oculto por medio de un libro hermético que no era otro que el Libro de Thot, sufrieron accidentes fatales.

Dentro del Corpus Hermeticus, hay un texto, el "Asclepius", en el que se comenta el poder casi absoluto que poseían las civilizaciones desaparecidas. Dice así:

"Nuestros antepasados construyeron estatuas y, mediante un libro desconocido y de una sabiduría inexplicable, lograron establecer contacto con la civilización que los precedió y éstos le enseñaron a crear almas; luego las estatuas sin vida se convirtieron en sus grandes dioses".

Luego continúa: "Estos señores que estaban presentes y en actividad en los tiempos en que Jesucristo vino a la Tierra se retiraron durante la decadencia de la civilización egipcia hacia su morada eterna e inmortal que se encuentra situada más allá de las montañas de Libia".

Se sabe que el Libro de Thot reposa tranquilo y custodiado por seres inmortales; sin embargo, no habrá de encontrarse nuevamente hasta el momento en que se logre penetrar en las cámaras subterráneas que aún permanecen inaccesibles para los investigadores.

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